“Regocíjense siempre. Con relación a todo, den gracias” (1 Tesalonicenses 5:16, 18).
Gratitud, una virtud tan hermosa pero que en ocasiones olvidamos por completo cultivar, llevándonos esto a volvernos personas egoístas y creyendo ser merecedoras de todo.
Según el diccionario la gratitud es un sentimiento de aprecio y agradecimiento por las bendiciones o los beneficios que hemos recibido.
La gratitud es una actitud que enaltece y exalta. Por lo general, la gente es más feliz cuando siente gratitud en el corazón. Cuando nos sentimos agradecidos es imposible que nos sintamos amargados, rencorosos o que tengamos mal humor.
En mi caso particular, llevo algunos años cultivando esta virtud, sin embargo, existió un momento en mi vida que perdí el enfoque y dejé que las situaciones adversas que me rodeaban opacaran el sentirme agradecida con Dios y con la vida.
No fue hasta que toque fondo dándome cuenta que estaba perdiendo algo por lo cual había trabajado tantos años y hasta que me rendí y me dije a mi misma “NO TENGO EL CONTROL, existen cosas que no puedo manejar” que pude renacer y recordar todo aquello bueno que me había pasado y aun lo malo, porque todo eso me convirtió en quien soy hoy. Allí entendí y me volví a dar cuenta lo afortunada que era, el como Dios me amaba, por cuento me había cuidado con tanto celo, que decidí rescatar esa virtud otra vez en mí.
Pude entender que las personas que no son capaces de experimentar gratitud tienen un elevado narcisismo. No porque tengan mala memoria, sino porque dan por sentado que merecen toda la ayuda que reciben. De hecho, muchos de ellos se atribuyen por completo los beneficios que obtienen y omiten por completo lo que los demás aportaron para poder lograrlos.
Solo quien ha pasado por dificultades y las ha resuelto, sabe el inmenso valor que tiene la ayuda de otros. Nada como sentirse impedido para algo, o atrapado, o vencido, para entender que la mano que otro tiende es un verdadero regalo del cielo.
Qué bueno que lo recordé, por eso hoy te hablo a ti, sé AGRADECIDO.
Con Amor,
Lola.
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